domingo, 25 de octubre de 2009

¿CÓMO ESTAMOS RELACIONADOS CON EL COSMOS?

Me esforzaré por describir en términos simples, lo que podemos considerar como el objetivo central de la vida humana, y la posible metodología que se puede adoptar para cumplir este objetivo. Ustedes deben haber escuchado gran cantidad de cosas acerca de lo que es el 'yoga'. Igualmente muchos textos y disertaciones les habrán dado variada información sobre esta misteriosa técnica conocida como el 'arte del yoga'. En términos simples, sin tecnicismos, si se ha de definir el yoga, puede decirse que es el sistema de la armonía. Lo que ustedes significan con la palabra armonía, en sánscrito significa yoga. No es algo 'misterioso', ni que esté más allá del entendimiento humano. Armonía es lo que buscamos a diario en todos los campos de la vida; sin embargo no sabemos qué es armonía, y se hace necesario saber qué significa realmente. Al final, cuando lo esencial de ese simple hecho llamado armonía se haya embebido en nuestra conciencia, nuestra personalidad se va a estabilizar. Estabilidad de la personalidad, equilibrio de conciencia, armonía en los caminos de la vida, todo esto es yoga.

Armonía implica el ajuste de uno con un medio que es externo a uno mismo. Cuando no hay un ajuste apropiado de una cosa con otra, lo llamamos 'inarmonía'. Cuando hay ajuste apropiado entre un hecho, un objeto o una persona con otra, decimos que hay armonía. Ahora, la pregunta que podría presentarse es la siguiente: ¿por qué la armonía debe ser el objetivo central, por qué la armonía debe tenerse como lo esencial de la vida? La razón es por la estructura del universo. El universo es un sistema de armonía. Nosotros, como individuos humanos, formamos parte de este universo; formamos parte de él, de una manera integral. Antes de seguir adelante, es bueno saber qué es estar integralmente relacionado con algo. Trataré de dar un ejemplo tomado de la experiencia común. Habrán visto un montículo de piedras. Un montículo de piedras es un grupo de pequeñas unidades de materia inanimada reunidas en un lugar. En este montículo de piedras probablemente cada una toca las otras. Aunque cada pieza de materia inorgánica llamada piedra, está en contacto con otra igual, no por eso podemos afirmar que cada piedra en particular está relacionada con las demás piedras del montículo de manera integral o vital: están mecánica, y no vitalmente relacionadas.

Hay una diferencia entre conexión mecánica, y conexión vital u orgánica. El contacto de una piedra con otra es mecánico; no hay vida en esa conexión. Si ustedes quitan una piedra del montón, las otras no se verán afectadas de ninguna manera; continuarán siendo como eran; no hay ninguna clase de daño para las otras piedras, ni habrá disminución en su estructura, por el hecho de que se retiren algunas del montón. Así que, 'grupo mecánico' es aquel en el cual las partes están relacionadas de tal forma con el total, que si algunas unidades son removidas, las que quedan no se afectan. Esto es lo que significa 'relación mecánica'. Pero una relación vital, orgánica o integral, es algo diferente. Un ejemplo es nuestro cuerpo mismo. Saben muy bien que nuestro cuerpo físico está compuesto por diminutos organismos llamados células. Todas las células están conectadas entre sí, de tal manera que parecen ser una sola unidad llamada cuerpo; algo parecido al montículo de piedras. ¿Pero cuál es la diferencia? Mientras que retirar algunas piedras del montículo no afecta vitalmente a éste, si retiramos algunos miembros de nuestro cuerpo, éste se afectará en su totalidad. Sabemos lo que sucedería a un individuo, a un ser humano, si sus miembros fueran amputados; la misma existencia del cuerpo quedaría en peligro; la armonía del cuerpo sería perturbada. Por esta razón, cuando un miembro del cuerpo es separado, se sufre intenso dolor y agonía. Esto porque los miembros están vitalmente conectados como un ser vivo total en el sistema de nuestra personalidad.

Entonces ya conocemos la diferencia entre 'relación mecánica' y 'relación vital'. Lo que quiero decir es que estamos relacionados con el cosmos de una manera vital y no mecánica. Nuestra conexión con el universo exterior no es como la conexión de una piedra con el montón, de tal manera que pudiéramos hacer cualquier cosa sin afectar el universo. Eso no puede ser. Nuestra conexión, nuestra relación con el mundo exterior es tal, que puede compararse a la relación de los miembros con el cuerpo.

Extracto de "Yoga, Meditación y Sadhana Japa"

lunes, 19 de octubre de 2009

PRIMERO, ¡DESPERTAR!

Así que hay necesidad de que se eleven ustedes mismos de la llamada ‘perspectiva humana de vida’ y la visualicen desde un punto de vista superior a lo que llaman ‘la forma de pensamiento humano’. Este arte, esta ciencia, este sistema de vida es, desafortunadamente, desconocido para mucha gente en el mundo, por el hecho de que la mayoría está sumergida en esta rutina del pensamiento ordinario, que ustedes por lo general llaman ‘la forma humana de pensar’, y ya saben lo que es la forma humana de pensar.
Swami Sivananda, fundador de esta Institución, tenía una misión específica que mantener ante la humanidad, la cual era no solamente enseñarle lo que todo el mundo le ha enseñado, sino despertarla –no solamente dar un sermón o un evangelio-. Un hombre dormido tiene que ser despertado antes de que se le enseñe algo. Nada se gana con darles un sermón a ustedes cuando están dormidos. La primera cosa es despertarlos del sueño o de la adormilada en que se encuentran. Cuando puedan ver las cosas de una mejor manera, se les dirá lo que es esencial para ustedes; si duermen no sirve hablarles. Así que el papel que jugaron en la vida grandes hombres como Swami Sivananda, parece ser el de despertar al hombre, en vez de el de enseñarle, en el sentido ordinario del término; y ustedes conocen muy bien la importancia de despertar a la persona que duerme –no es de ninguna manera menos importante que darle un sermón o una enseñanza de cualquier clase. Si están despiertos, quizá conozcan dónde están las cosas, y dónde están ustedes.

(Extracto de ‘The Teachings of the Bhagavadgita’)

domingo, 18 de octubre de 2009

EL PROPÓSITO DE LA VIDA

Toda nuestra vida es una sucesión de esfuerzos, bien sea ejercidos por nosotros o por otros. Todos esos esfuerzos tienen un fundamento común, aunque sean variados y además, exista una diversidad aparente en los propósitos que hay detrás de ellos. El esfuerzo del granjero tiende a la cosecha. El esfuerzo del industrial tiende a la producción de bienes y demás artículos. El esfuerzo del profesor va en otra dirección; etcétera, etcétera. Tenemos en apariencia una diversidad de propósitos, motivados por diversidad de esfuerzos.

Pero esta es una gran ilusión delante de nosotros, y vivimos en un mundo de ilusiones que erradamente creemos realidades. La ilusión surge por cuenta de nuestra inhabilidad de ver más allá de cierto límite del horizonte de nuestras percepciones mentales. El granjero olvida que la producción de la cosecha en el campo no es el único propósito, o mejor, el último fin de sus esfuerzos. La cosecha tiene otro fin enteramente conectado con ciertos otros fines, y así sucesivamente en una cadena infinita que no puede fácilmente ser comprendida por una mente no educada. El estómago no come para su satisfacción. Sabemos muy bien para qué come el estómago. El estómago puede decir: “Yo como”, pero no lo hace; quien come es alguien diferente. Las piernas no caminan para sí mismas. ¿Qué ganan las piernas con caminar? Ellas caminan con otro propósito –el propósito de alguien más, no el de ellas-. Tampoco ganan nada los ojos con ver; los ojos ven para alguien más.

De la misma forma, hay un propósito inherente y fundamental que es trascendente al propósito inmediato y visible que está frente a cualquier individuo particular que ejecuta un esfuerzo; tal como las piernas no caminan para sí mismas, los ojos no ven para sí mismos, el estómago no come para sí mismo, etc., y parece que funcionan para algún otro propósito. Puede que ellos no vean su propósito, y entonces sucede lo que llamamos desmembración o desintegración de la personalidad. Cuando el propósito se pierde, el esfuerzo pierde su poder motivante y se convierte en un esfuerzo infructuoso, puesto que un esfuerzo que ha perdido su propósito, no puede considerarse como un esfuerzo significativo. También es posible que seamos conscientes de un propósito inmediato ante el esfuerzo, pero los fines que están más allá, pueden no ser visibles a nuestros ojos.

Plantearé una cuestión. Tomamos alimento diariamente para poder vivir. Mas ¿para qué queremos estar vivos? ¿Existe un propósito subyacente? No podemos responder esta pregunta. Aquí tenemos una pregunta que sobrepasa la lógica ordinaria. ¿Por qué debemos trabajar tan duro, comer, mantenernos vivos y existir? Después de todo, estamos haciendo todo esto para existir. ¿Por qué queremos existir? Supongamos que no existimos. ¿Cuál sería el perjuicio? Esta clase de preguntas nos van a arremeter cuando profundizamos en el propósito de las diferentes actividades de nuestra vida. Finalmente, cuando ajustemos el propósito a sus límites lógicos, encontraremos que el cerebro humano no sirve para entender esto.

Somos individuos limitados, con capacidad de entendimiento limitada y solamente podemos tener propósitos limitados en la vida –pero tenemos deseos ilimitados-. Esto es una contradicción. ¿Cómo pueden los deseos ilimitados satisfacerse con propósitos limitados? La vida es una contradicción; comenzó como una contradicción y termina como una contradicción. Esta es la razón por la que nadie ha dormido en paz, se ha despertado en paz, ni ha vivido en paz. Hay una sutil contradicción en el sueño, una presión contradictoria cuando despertamos, y una incómoda contradicción en nuestras actividades del día, de tal manera que solo hay contradicción. No hay nada más en la vida y todo esfuerzo tiende a eliminar esa contradicción. Pero si el mismo esfuerzo de eliminar la contradicción está él mismo envuelto en contradicción, entonces estamos en un lío, y eso exactamente es lo que ha sucedido a Pedro, Juan, José, X,Y,Z,A,B,C,D, quienquiera que sea.

La dificultad consiste en que la estructura de la vida está organizada en un modelo tal, que la penetración del pensamiento humano es incapaz de llegar siquiera a su parte externa. No estamos simplemente viviendo la vida –somos idénticos a la vida misma-. Una de las cosas más difíciles de definir es la vida misma. No podemos decir qué es la vida. Es solo una palabra que expresamos sin un significado claro ante nuestra visión. Es un enigma, un misterio que nos ha capturado y que extrae nuestra sangre a diario, que nos mantiene ansiosos, nos atormenta, que nos promete satisfacción pero nunca nos la da. La vida está hecha de tal manera que hay promesas que nunca serán cumplidas. Cada objeto en el mundo promete satisfacción, pero nunca la da, solo promete. Hasta el día de la muerte irá prometiendo pero nunca dará nada, y así moriremos en la misma forma que nacimos. A causa de que hemos estado muriendo sin tener satisfechas las promesas, renaceremos para ver si las promesas serán cumplidas, y el mismo proceso continúa, en una cadena eterna y sin esperanza. El círculo vicioso del entendimiento humano o mejor la incapacidad humana para entender, ha surgido por cuenta del aislamiento del individuo humano del modelo de la vida.

Este es un defecto no solo de los modernos sistemas de educación, sino también de las prácticas espirituales, de cada campo de la vida, de cada bendita cosa en el mundo. Cuando el individuo que está viviendo la vida se ha cercenado él mismo del significado de la vida, entonces la vida se convierte en contradicción, en un empeño sin significado. ¿Por qué nos cercenamos nosotros mismos del significado de la vida para sufrir de esta manera?

(Aparte tomado del libro de Swami Krishnananda, THE STUDY AND PRACTICE OF YOGA)